Cuando un bebé nace, sus ojos están inmaduros, apenas puede percibir contraste entre tonos oscuros y claridad. Luego, a medida que las células comienzan a establecer conexiones, el ojo puede empezar a percibir colores pero no toda la gama. Cuando el bebé logra mirar la cara del adulto, se genera una situación especial. El bebé busca que su mirada sea retribuida, ya que a través de esta acción, se siente reconocido, existe en el mundo y para otros.
A medida que el niño crece, se relaciona a través de la comunicación y también de la expresión facial. La mirada juega un papel fundamental, ya que avala o rechaza las acciones que los niños ejecutan y además, busca en la mirada de los padres, la aprobación reafirmando su existencia. Si los padres le miran, entonces el niño(a), se siente reconocido, por lo tanto, sabe dónde está y puede seguir su desarrollo con normalidad. En el caso contrario, tendrá dificultades para ubicarse en el presente y por lo tanto para avanzar.
Para Carmen Vasquez, especialista en Terapia Gestalt, el contacto en cada una de sus formas, es esencial en los primeros meses y años de vida. Comenta que los niños(as) que no han tenido un contacto adecuado (visual o físico), generan una conducta mayormente dispersan, algo así como una nube difusa. Mientras que los niños que si han tenido contactos apropiados, tienden a tener una conducta mayormente estructurada (nube con forma).Lo importante según esta psicoterapeuta, es que tenemos la capacidad de aprender y reorganizar nuestra información mental y física a lo largo de toda nuestra vida. Por lo cual, a través de ejercicios y acciones podemos cambiar.
Lo que nos podemos plantear es entonces, cuántos alumnos tenemos dentro de nuestras aulas, que tildamos de desordenados o hiperactivos, como culpándolos simplemente a ellos de su conducta, cuando en realidad son estas características la punta del Iceberg. Nos queda una tarea pendiente por delante, que es trabajar el contacto visual con cada uno de nuestros alumnos, ya que a través de esta acción los niños, niñas, jóvenes y adultos , se sentirán reconocidos y por lo tanto existentes para ellos mismos y los demás.
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