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Consecuencias del consumo intensivo de alcohol en adolescentes

PATRÓN DE CONSUMO DE ALCOHOL ENTRE LOS JÓVENES

La complejidad y la extensión del consumo de alcohol entre la juventud española, constituye un fenómeno social que trasciende el ámbito autonómico, local e individual, considerándose necesario una correcta evaluación multidimensional que permita identificar sus determinantes. Esto constituye un reto, un debate permanente, cuya solución requiere de la participación de cada integrante de la comunidad, sus instituciones y Administración en general.

El alcohol es la droga que causa más problemas sociales y sanitarios. En los últimos años, se ha experimentado un descenso en su consumo pero su vinculación con problemas laborales, urgencias e ingresos hospitalarios, accidentes de tráfico, violencia doméstica, maltrato infantil, y en general con una mayor morbilidad y mortalidad está ampliamente probada.

En las últimas décadas se han experimentado cambios muy importantes tanto en las cantidades ingeridas, como en los patrones y en el significado atribuido al consumo, sobre todo por parte de la población más joven.

El CIA durante la adolescencia es un factor de riesgo para el desarrollo posterior de abuso/dependencia de alcohol en la edad adulta. Diversos investigadores afirmar la correlación existente entre el CIA y  sufrir dependencia y abuso en etapas posteriores de la vida, apoyan la idea de que existe un elevado nivel de riesgo a quedar inmerso en el proceso adictivo. Consumir con este patrón a edades tempranas también es una variable predictora para el posterior consumo de otras drogas y experimentar aditivamente sus propias consecuencias psicosociales de cada una.

Además los jóvenes que adquieren este patrón de consumo, consumen más número de bebidas independientemente de la situación, tanto en salidas consideradas normales como en celebraciones. En este estudio se obtuvieron cifras concretas: los estudiantes CIA consumían una media de aprox. 6 copas en una salida normal y 9 en una salida especial ingiriendo un máximo de 111gramos, cantidades que reflejan el elevado consumo.

El porcentaje percibido respecto al consumo del grupo de iguales representado por los estudiantes mayor de lo que es en realidad, viendo así la percepción distorsionada del estudiante que tiene una concepción de atribuir al consumo normalidad, más de la mitad de los jóvenes apunta que todos o la mayoría de sus amigos con los que se relacionan han tomado bebidas alcohólicas.

Describen que beben de manera concentrada para llegar a estar más eufóricos o animados, sentirse bien, llegar a desinhibirse y divertirse consiguiendo así un estado de ánimo positivo. Esperando con ello aguantar más tiempo en la fiesta.

Ser más hábiles socialmente y poder hacer amigos con más facilidad también es uno de los motivos que atribuyen al alcohol.

Sin embargo al centrarnos en las consecuencias bio-psico-sociales derivadas, se ve que consumir con este patrón intensivo  presenta  diversos problemas de salud, que el propio adolescente ya está notando y discriminando en sí mismo.

Las consecuencias físicas registradas en este estudio van desde resacas al igual que en estudios anteriores, tener vómitos, olvidos frecuentes de secuencias durante el consumo, incluso por no poder levantarse a la hora normal en la que suelen hacerlo y padecer desmayos.

Los estudiantes también perciben consecuencias sociales derivadas del consumo, más de la mitad de la muestra estudiada reconocen haber causado bochorno o vergüenza a alguien, haber llegado a ponerse groseros o desagradables, arrepentirse de conductas realizadas durante el consumo y llegar ofender a los demás o generar disputas.

Con respecto a las consecuencias profesionales, porcentajes superiores a la media indican que muchos jóvenes no han asistido a clase por indisposición (95%), han asistido bajo los efectos del alcohol (88,60%) e incluso se añade que por los síntomas físicos experimentados no rinden igual que un día en el que no consumen (76,50% de la muestra). Reconocen, por tanto, dejadez en sus responsabilidades.

Las conductas de riesgo asociadas suelen seguir la misma pauta que las otras consecuencias, más de la mitad de los jóvenes CIA ha estado involucrado en peleas al tomar alcohol, mantener relaciones sexuales sin protección también es una consecuencia sobresaliente en este colectivo al igual que la realización de gamberradas, conducción temeraria de vehículos, conductas violentas y daños a la propiedad.

Asimismo, afirman realizar un mayor consumo de tabaco u otras sustancias al mismo tiempo que están consumiendo alcohol y dejar otras conductas lúdicas por preferir estar bebiendo alcohol.

Una de las consecuencias más reconocida por parte de los jóvenes consumidores, es el destacar su reconocimiento de que beben durante más tiempo o en mayor cantidad de lo acordado inicialmente o en momentos en los que se tenía previsto no hacerlo, más de la mitad de los estudiantes se han sentido ansiosos al dejar de beber.

Son conscientes de que actualmente necesitan consumir una mayor cantidad de alcohol que cuando se iniciaron hace años, notan una gradual pérdida de control sobre la conducta de consumo. A pesar de ello llama la atención que es menor el porcentaje de estos jóvenes que ha pensado o intentado dejarlo en algún momento.

Si se engloban todo lo enunciado, se prevé que las consecuencias evaluadas son diversas y sufridas por un porcentaje grande de jóvenes. Independientemente del tipo de consumo realizado y englobando al totalidad de los sujetos destacan  las consecuencias que reflejan la sintomatología física, seguido por las referidas al grado de control sobre la conducta de consumo y en tercer lugar las conductas de riesgoasociadas a esta ingesta.

Paula Sendra Manclús – Psicóloga CV: 10445

Profesora de Instituto IASE

 

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