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Clínica-Escuela de Terapia

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La importancia de imponer límites

Desde pequeños los niños deben percibir que hay cosas que no pueden hacer…

Padres y educadores tienen que definir esas reglas.

Límites son reglas o normas de conducta que deben ser transmitidas a los niños desde la más tierna infancia. La claridad sobre los límites y la autoridad de los padres y educadores es uno de los principales factores de seguridad para los más pequeños. La usencia, exceso o rigidez de los límites no ayudan, ya que el niño/a precisa de parámetros para aprender a vivir en grupo. Además de eso, la existencia de los límites les muestra lo que pueden o no pueden, lo que deben o lo que no deben hacer. Por ejemplo, respetar al prójimo y facilitar el proceso de socialización… ¡A fin de cuentas vivimos en sociedad, donde es fundamental la existencia y el respeto de las reglas! Se debe enseñar al niño/a que todos tenemos derechos y deberes  y que sus derechos terminan cuando comienzan los de los demás. Es importante que perciban que hay cosas que puede y cosas que no puede hacer y que nadie está obligado a satisfacer sus voluntades. La autoridad ejercida por parte de los padres y educadores es la manera como el niño/a va a lidiar con ella y con los límites, constituye la base para la introyección de las reglas sociales y es la adaptación a ellas en la edad adulta. Los padres deben tener en mente que la autoridad es algo que se conquista con actitudes coherentes, seguridad y firmeza. Autoritarismo es la forma de conducta de algunos padres que no tienen autoridad, pero que usan el poder que la condición de adultos les da para doblegar la voluntad de los más pequeños. La autoridad inspira el respeto y la confianza, mientras que el autoritarismo inspira el miedo y la inseguridad.

LIMITE ES DIFERENTE DE REPRESIÓN

Mientras que el límite se define a través de las consecuencias y se forma con los actos, la represión estimula la culpa y afecta directamente a la persona. El límite saludable se refiere a los actos y no desvaloriza al niño/a. Este no debe sentir culpa por sus actos, pero si, debe sentir responsabilidad por ellos. Los pequeños son seres inteligentes y atentos. Son mucho más observadores de lo que se puede generalmente suponer. Así que los padres que adopten el lema “Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga” están condenado a no ser obedecidos. Predique siempre con el ejemplo. No riña a su niño/a por extralimitarse, utilizando usted actos excesivos como por ejemplo usar la violencia física o verbal. En presencia de una actitud errada deben tratarse  los límites y las consecuencias de su no cumplimiento, teniendo en cuenta los siguientes criterios:

Afectividad. Haga uso de ella para imponer límites. Establecer reglas no significa que tengamos que ser “malos”, rudos… Hable con suavidad, intentando hacerse entender. El niño/a es mucho más receptiva a lo que se le dice si se le dice con afecto. Utilice su autoridad sin provocar sumisión y malestar y muéstrele que lo que usted condena es su actitud y que eso nada tiene que ver con el amor que siente por él.

Coherencia. ¡Lo que esta errado siempre estará errado! Hoy, mañana, cuando los abuelos están en casa, los fines de semana, en fin… ¡Siempre! Y por más difícil que sea para los padres, el límite y la consecuencia de su no cumplimiento debe ser advertido la primera vez que ocurre, la segunda, la tercera… o hasta que el comportamiento deje de existir. Repítalo las veces que sea necesario. Educar exige dedicación. Sea blando con actitudes blandas y aplique consecuencias más severas para actitudes más graves. Tenga en mente que el niño/a también se adapta a lo que no le gusta, cuando eso ocurre con frecuencia en su vida.

Aplicación Inmediata. Los comportamientos errados deben ser señalados de inmediato. El adulto que se encuentre con el niño/a en el momento que el niño rompa una regla, deberá explicar y establecer cuál será la consecuencia de la actitud errada. JAMAS use frases como “¡vas a ver cuándo tu madre/padre llegue a casa!”. ¡Atención! Las restricciones aplicadas deben referirse a juegos, juguetes, televisión, paseos u otras actividades lúdicas. Nunca aplique castigos físicos como estar en un cuarto oscuro, encerrado ni tampoco le obligue a comer o le deje sin postre. Tales actitudes no son saludables para los niños y pueden generar traumas muy difíciles de superarse. El pediatra y psicoanalista británico Donald Winnicott dice: “Es saludable que un bebe conozca todo el alcance de su rabia. En la vida, existe el principio del deseo y el principio de la realidad. Un niño/a al cual se le cede en todo inmediatamente, a quien nunca se le rechazo nada, como dicen los padres, soporta mal las frustraciones. Muchos de esos padres que siempre ceden ven al hijo del presente, en cambio aquellos que saben dar sin mimar ven a su hijo en el tiempo y en el futuro. Estos les ofrecen perspectivas, les muestran el valor de lo deseado y de la espera, para apreciar mejor lo que obtienen. Es importantísimo, para el crecimiento y desarrollo saludable del niño/a, que este se vuelva capaz de comprender que la vida no siempre permite hacer o tener lo que se desea y mucho menos de inmediato y que ello no es motivo para reacciones de rabia o depresión. Por el contrario, la manutención de las reglas y de los limites sociales garantizara la libertad de cada uno. Enseñe a su hijo a respetarlas y estará contribuyendo para un mundo más justo y más seguro.

Consecuencias: La falta de límites en niños y futuros adolescentes puede originar: inseguridad; trastornos de comportamiento en casa y en la escuela, agresividad física y verbal, poco control emocional, egocentrismo, intolerancia a la frustración, tiranía, manipulación emocional, desinteres por los estudios, vandalismo, uso de drogas.

A tener en cuenta: Según el investigador criminal Jorge Lordello, algunas actitudes de los padres y educadores contribuyen a la falta de educación y futura marginalidad.

Si usa alguna de las siguientes frases es URGENTE que cambie su actitud.

1-Doy a mi hijo todo lo que me pide, jamás le digo que no.

2- No le doy cualquier orientación espiritual

3- No apunto los errores que comete

4-Organizo todo lo que el desorganiza

5-Discutimos en su presencia.

6-No estipulo horarios y tampoco controlo lo que hace.

7-Siempre me pongo de su lado cuando entra en conflicto con otros

8-Encuentro siempre justificaciones para todas y cada una de sus actitudes erróneas.

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