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Primera vez en la guardería, lo que sienten los padres

Después de pasar tiempo pasado en familia, compartiendo juegos, paseos y cariño, llega el momento de volver a empezar. Para los recientes padres esta es una tarea que no siempre es fácil, como hablaremos a lo largo de este artículo.

Se habla mucho de la elección de una guardería y de las estrategias para que un niño/a se adapte bien. Mientras tanto olvidamos que, a veces, detrás de un niño/a, bien o mal adaptado a un nuevo ambiente, está un padre y/o una madre repletos de miedos, angustias, dudas, que no verbalizan sus sentimientos porque tienen recelo de ser juzgados y porque en el fondo consideran que son los únicos que se sienten de esa forma.

Este recomienzo significa que, para muchos padres y madres, los tiempos que se avecinan no estarán repletos de nuevos sentimientos, pensamientos y emociones, ni siempre los más positivos.

Repentinamente, sus bebes tan pequeñitos, aun ahora acostados sobre sus pechos y acariciados por su voz, tienen que ir a la guardería: la primera gran separación.

Aún recuerdo de la primera vez que tuve que dejar a mi hijo en la guardería, recuerdo entrar en el coche, después tener que entregarlo en las manos de la educadora de infancia, y haber llorado compulsivamente. No entendía bien aquella confusión de sentimientos… pero era una especie de culpa (“estoy abandonando a mi bebe”), de angustia (“¿Estará bien?, ¿lo trataran bien?”), de preocupación (“¿Y si llora, sabrán lo que tiene?”) y un inmenso vacío que aquella distancia me causaba. Al cabo de seis meses criándolo, con una estrecha relación conmigo y con su padre, parecía que lo habíamos entregado a una vida externa, de la que no teníamos control.

Compartir sentimientos

Su padre sentía también una especie de tristeza, pero en este caso, como en todas las relaciones, el factor tiempo pasado en conjunto hace padecer más la ansiedad y la angustia a la parte que pasa más tiempo con el niño/a. Y por eso, en vez de madres que sufren, prefiero decir padres y madres que sufren con la transición, con esta adaptación de la familia a un nuevo desafío, que es al mismo tiempo personal (de cada uno, por ejemplo, el que se refiere al respecto del regreso del padre o madre al trabajo) y familiar.

Y todas estas cuestiones podrían ser más fáciles de resolver si todas las partes envueltas tuviesen la posibilidad de compartir lo que sienten con otras personas en las mismas circunstancias. Así, se podría decir que tanto la madre como el padre sufren cuando dejan a un hijo/a todavía pequeño al cuidado de otras personas. Como refiere Brazelton (2005), “la ligadura pasional que os unió durante los primeros meses de vida de un bebe es intensa”, en esta están envueltos fuertes sentimientos de gratitud y de dolor y, como en cualquier relación de esta naturaleza, existe un gran recelo de perdida. Son, por decirlo de alguna manera, las dos caras de una misma moneda. Luego, es normal que surjan preguntas como: “¿Qué ocurrirá si me alejan de mi bebe?”, “¿Le importara tanto como a mí?”, “Si otras personas cuidan de él, ¿Las querrá más que a mí? Digamos que este momento de separación provoca una reacción de disgusto.

Ante eso, los padres acostumbran utilizar más o menos conscientemente algunas formas de defenderse de los sentimientos y pensamientos más negativos que esta separación acarrea:

Negación– los padres expresan que la separación no tiene importancia, ni para él bebe, ni para ellos.

Proyección– cuando los padres piensan que la otra persona será más competente o incompetente a la hora de cuidar del niño/a, dejando en ellos el papel de competencia o incompetencia, admirando o detestando la persona que queda cuidando del bebe. Esto puede ser aclarado a través de lo que los padres dicen o piensan: “yo soy quien sabe cuidar de mi hijo/a y los profesionales no saben hacerlo como yo”, o por el contrario. “La guardería sabrá mucho mejor que yo, como cuidar de mi bebe”.

Alejamiento– este alejamiento refleja la tentativa de los padres de disminuir sus fuertes sentimientos, para que el dolor de separarse de su bebe no sea tan grande.

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