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Padres divorciados ¿qué papel juega el educador?

Lunes por la mañana en el jardín de infancia, un grupo de niños de cinco años está compartiendo las vivencias del fin de semana, y de repente Teresa cuenta: “¿Sabéis que mis padres se enfadaron y mi padre se fue a otra casa?, llore mucho”…

Situaciones como esta acontecen seguramente a un gran número de educadores y son siempre consternantes, sobretodo en una  sociedad  en la que el número de niños que desde muy jóvenes se enfrentan a la separación de sus padres está aumentando significativamente.

El educador de infancia puede sentir que, siendo un problema familiar, no deba asumir una postura interventora, incluso sentir recelo de entrometerse en asuntos que no son de su incumbencia. Esta actitud es legítima, pero si consideráramos el desarrollo del niño como un todo, nos daremos cuenta de que es imposible dejar los problemas en “la puerta del jardín de infancia”. En la mayoría de los casos, los padres toman la iniciativa de conversar con el educador del hijo y solicitan la atención del educador  ante posibles alteraciones en el comportamiento del niño y solicitan ayuda para pasar esta fase en la que se encuentra más sensible. En otros casos el educador solo sabe del divorcio por comentarios del niño. En estas situaciones, debe de procurar concertar una reunión con los padres para que pueda convertirse en un agente activo en este  proceso. La gran mayoría de los niños hasta los seis años de edad tiene relativa facilidad en compartir las vivencias familiares, pudiendo el educador aprovechar esta capacidad para ayudar al niño, cuyos padres se separaron recientemente, a lidiar mejor con esta situación. El educador puede promover un espacio para compartir, hablando de las diferentes familias que existen en el aula y pidiendo a los niños que tienen padres divorciados, para que si lo desean expliquen cómo viven el día a día. El objetivo es que los niños comprendan que hay muchas formas diferentes de que las familias se organicen y que no tiene que ser negativo.

El educador podrá contar historias al grupo que enfoquen la problemática de la separación, ya que existe actualmente en el mercado una diversidad de libros infantiles sobre el tema de la separación de los padres. Los niños se identifican fácilmente con los personajes de la historia, pudiendo ser un punto de partida para abordar el tema. Es importante que el educador, en conversaciones individuales, hable con el niño y le haga saber que sabe lo que ocurrió con sus padres, permitiendo la expresión de los sentimientos y ayudándole a enfrentarse a las dificultades derivadas de la separación. Se debe siempre respetar la privacidad del niño, mostrándole que está disponible siempre que necesite reconforto o le apetezca hablar sobre el asunto.

Por último, el educador puede aprovechar estas situaciones que conllevan siempre algún sufrimiento para ayudar a desarrollar la resistencia emocional de los niños. La resistencia es la capacidad que tenemos para reconstruirnos positivamente, a pesar de las circunstancias adversas de la vida; desde esta perspectiva, hablar de la separación de los padres y de las estrategias para pasar las dificultades que de ahí se derivan puede ayudar al niño a aumentar sus recursos internos y volverse más fuerte y confiado en sus propias capacidades, reaccionando adecuadamente siempre que las situaciones fueran sentidas como adversas.

 

 

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