Cuando exista un retraso o dificultades en la adquisición de habilidades, destrezas o conductas apropiadas a cada edad, como: el habla, control de esfínteres, diferentes hábitos de autonomía, lectura y escritura, relaciones sociales…
Cuando persisten y se mantienen en el tiempo características de edades anteriores: miedos a dormir, solo, a la oscuridad, a los extraños a no separarse de la familia…
En ocasiones los niños muestran su malestar y desadaptación a través de su comportamiento (estar enfadado, llorar, cambios bruscos de humor, desobedecer, negativismo u otras conductas perturbadoras) o por las cosas que dicen o cómo las dicen … Pero en otras , las manifestaciones pueden ser más sutiles tanto que no se las considera problemáticas, como estar muy tranquilos, apagados, sin ganas de jugar, no molestan, ser siempre muy solícitos …
En cualquier caso siempre que la familia y/o el colegio tengan dudas sobre la adecuación o no de ciertos comportamientos, o el manejo de ellos, sería conveniente acudir. La prevención es muy importante.